lunes, 11 de julio de 2022

HORIZONTE DE LA BRUMA


Melancolía del estío

en las tardes amadas de la infancia.

Paseos solitarios

con la niebla que inunda entre las horas

los árboles cansados.


La languidez bosteza en el silencio

en el horizonte de la bruma.


Las nubes se parecen

a una visión diurna de lo desconocido.


Los colores regresan de la herida

y quedan somnolientos,

en el reloj de un mundo soterrado.


A veces el verano es trepidante,

otras veces discurre lentamente

y el tiempo se hace eterno...



Ana Muela Sopeña

14 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Ya sabés lo que opino sobre tus crónicas y caminatas urbanas.. Son tan poéticamente inspiradoras...

Abrazo hasta vos, Ana

Ana Muela Sopeña dijo...

Me alegra que el poema te haya gustado.

Un beso grande

Albada Dos dijo...

Hay tardes muy largas en verano, sobre todo cuando recordamos lo cortas que se hacían en la niñez.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Si hacemos un montón de cosas el tiempo es corto. Si no hacemos casi nada (algo que me pasa a mí por estar cuidando a mi madre de 96 años) el tiempo es lento...

Un beso y gracias por venir...

Fackel dijo...

Me quedé pensando en lo contrastada que es la vida, subjetivamente hablando. En la infancia las tardes de canícula del estío eran especialmente lentas y pesadas, con los movimientos limitados en muchas ocasiones. Por el contrario, de adultos la percepción del tiempo -y las tardes pueden seguir siendo pesadas y cálidas- está en las antípodas de nuestra niñez. Y así todo. Cambiante.

Fackel dijo...

A la edad del pragmatismo de la vuelta de la vida uno concluye que el verano es lo que uno quiere que sea, me refiero en cuanto a pautas, formas y maneras de conducirnos. Me quedo con el lado estético más que con los fenómenos sociales, tan de masas que obnubilan la visión. Hay que buscar las horas, los lugares y las situaciones en que uno se reencuentre con lo natural del verano, sea en ciudad o en desierto. Abrazo.

Ana Muela Sopeña dijo...

Bello tu comentario, Fackel:

Gracias
Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Siempre acertado en tus apreciaciones.

Un abrazo

Helena Bonals dijo...

"A veces el verano es trepidante,/ otras veces discurre lentamente/ y el tiempo se hace eterno...": molt bona descripció de l'estiu. Jo sóc molt casolana, no m'agrada gaire l'estrès de viatjar.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Helena:

Quizás sea mejor viajar en primavera y en otoño. No solo por las temperaturas más moderadas sino por los precios.

Un beso grande

Joaquín Galán dijo...

Bellos recuerdos bellamente contados,como siempre que vienen de tu pluma. Espos veranos de la infancia tan luminosos,tan gozados y an gozosos,son irrepetibles. Nunca más los veranos serán compo aquellos. Aún así,hay que intentar siempre disfrutarlos,incluso este exageradamente caluroso.

Abrazos Ana.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Joaquín:

Yo prefiero la primavera y el otoño. Este intenso calor me agobia muchísimo.

Pero el verano también puede ser muy bello si te rodeas de la gente que quieres y estás en los lugares que deseas estar.

Un abrazo

Meulen dijo...

Hay recuerdos y recuerdos
Y lo mejor son aquellos que nos dejan mensajes
De lo mejor que hemos vivido

Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

El verano suele traernos recuerdos de la infancia. De esas tardes con la familia o con los amigos que no terminaban nunca. La vivencia del tiempo sin tiempo...

Un beso