La luz es nacimiento en la memoria
en la hora que marca nuestro ensueño
a través del cristal de lo pequeño
lleno de la penumbra de la historia.
Leemos una fiel dedicatoria
atrapada en imágenes de sueño
con delirios que nacen del beleño,
más allá de la sombra y de la gloria.
A veces la belleza evanescente
se doblega en espejos de tinieblas
para esbozar despacio sus enigmas.
En mitad del camino iridiscente
se ven en lejanía algunas nieblas
enlazadas a nubes con estigmas.
Ana Muela Sopeña
8 comentarios:
Un soneto luminoso. Bien escrito y con la belleza sutil de las metáforas que lo alimentan. A veces todo es magia en las palabras y, se agradece.
Abrazos querida poeta Ana.
Un poema de búsqueda, y de encuentro, entre la niebla del alma.
Un abrazo
Gracias por venir, Tatiana:
Es cierto lo que dices de la magia de las palabras.
Un beso grande
Agradezco tu paso por estos versos, Albada:
Un beso
Difícil liberarse de sueños que trastornan o liberan, según. Pero evítense en la medida de lo posible los delirios, las exaltaciones inmerecidas, el boato a quienes nada nos aportan sino la imposición de sus particulares intereses.
Muy bueno lo que dices de liberarse del boato a los que nada nos aportan. Me quedo con esa idea.
Gracias por acercarte a este soneto.
Un abrazo
Creo que siempre estamos expuestas a deambular entre luz y sombra...de todo lo vivido tomamos aprendizajes que a veces no edifican mucho, porque humanos somos y aprednemos también de sombras y valoramos más cuando nos llega el atisbo de la luz...
Un abrazo.
Ciertamente, Meulen:
La vida es una danza entre la luz y la sombra.
Ahí nos movemos, entre dos mundos.
Un beso enorme
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