El impacto de todo lo que fue
me mata respirando
entre helechos y algas.
Eres como una roca
sin corazón ni ojos en la piel.
Me pregunto por qué eres tan frío
y no encuentro respuesta.
Solo sé
que vives
sin centrarte en nadie más.
Eres un egocéntrico tahúr
que baila sin pensar
en lo que pisa
o arrastra sin la culpa hacia el abismo.
Ahora, ir despacio caminando
hacia los precipicios de la sangre.
Extraer del encanto otra pasión.
Deslizarme sin tiempo por el borde
de un tobogán adicto a las locuras
de un bumerán sediento de experiencias
ancladas en columpios de la infancia.
La tormenta de un mundo sin aristas
me convirtió en tu cómplice.
Ya solo queda ser de agua
y disolver mi herida en tu nostalgia
hasta que me devuelvas mi alma libre.
Ana Muela Sopeña
7 comentarios:
Suena a lamento; terribles me parecieron siempre los poemas de lamento. Y mira que son, o parecen, sentidos y casi hasta razonables. Claro que de ello solo sus autores saben.
El yo lírico se pone en situación de desamor de un tahúr.
"El poeta es un fingidor" Fernando Pessoa.
Gracias por venir
Tanto tiempo sin visitar tu casa virtual.
Leerte me conmueve y me abre el apetito por la poesía.
Gracias Ana
Un abrazo
Gracias, María:
Es un placer verte por mi espacio.
Un beso grande
Que colpidor aquest poema! El títol ho diria tot, es tractaria d'algú que juga amb els altres.
"Eres como una roca/ sin corazón ni ojos en la piel": però tu sí que en tens!
El tahúr juega al póker con cartas, pero también puede jugar al póker con personas, efectivamente...
Gracias por venir
Qué buen poema, Ana! Bien resumida una historia que bien podría ser la de muchísim@s.
Hay un tahúr bajo mi mirada.
Abrazo grande...comienzo a resucitar poco a poco.
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