domingo, 3 de enero de 2016


EN SUS MENTES LLENAS DE ABALORIOS

*
A Fackel


Deambulan por las calles transeúntes que huyen de la nada mientras miran los árboles con adornos brillantes y corren por aceras hacia lugares níveos que no existen más que en sus mentes llenas de abalorios. Son fechas que nos llevan a la infancia, donde todo era gozo y alegría. Entonces disfrutábamos de colocar el árbol con guirnaldas, el Belén con su estrella, comprar los polvorones y el turrón, saludar a parientes, cocinar el cordero y el besugo, pensar en los regalos del día 24, esconder los juguetes de los Reyes. Ahora contemplamos el teatro desde un espacio neutro y sin color. Parecemos los zombis que únicamente viven los detalles externos de estas fiestas, pero han perdido el alma de todo lo que un día fue esencial.


Ana Muela Sopeña

NÚMEROS

*
Números en las guerras
que arrojan un balance
de ganancias y pérdidas.
Las fábricas de armas
incrementando ventas
hasta el límite.

Cifras que van danzando
en las cotizaciones de la bolsa,
divisas y futuros,
opciones, derivados.
Barómetro del mundo
mientras la gente muere
en una inanición fuera de juego.

Dígitos en las claves
de la telefonía,
emisoras de radio,
canales de TV e Internet.

El mundo es un gran número
absorto en su humo gris,
diabólico en su centro de agonía.

Ganancias billonarias
con el parque incesante nuclear,
a pesar de Chernóbil,
de Fukushima Daiichi,
Harrisburg y Garoña.

El universo en cifras
que caben en agendas electrónicas
y buscan la ganancia
aunque caigan los niños,
los ancianos y el futuro ADN.

Mientras quiebran los bancos y las bolsas
y la gente entra en pánico
el tren del despertar es imparable,
para en las estaciones más diversas.
Es la hora de ver
la realidad de un mundo
sin tapujos.


Ana Muela Sopeña

CARRETERA

*
Una niña indefensa
mira la carretera de la luna
y ve una luz precaria
con hombres que codician la sombra de lo denso
y la corrupción de los caníbales.


Ana Muela Sopeña

viernes, 1 de enero de 2016


FELIZ AÑO 2016

*
Felicidad si no eres como Falstaff
en mitad de la noche, en una nube.
Laberinto en un vaso de cristal
interior con secretos de maní,
zaheridos con frío sobre un cáliz.

Del mundo conocemos su gran red
oscura como el cielo del invierno,
silbando entre las horas con serpientes.

Murmullos en las luces de Mirzam,
intuyendo el sonido colibrí,
luna que cae en torre de Babel.

Divina la belleza en la pared
iniciando el camino desde ti,
enredadera azul dentro de un duende,
cantando en el gran bosque su tictac
incierto como un árbol de rubí.
Susurrantes los vientos y relámpagos
en la barca habitada por un ave
irradiando en espejos la metrópoli,
siempre con un crepúsculo de mundos.


Ana Muela Sopeña