La soledad se cierne sobre mí
mientras el mundo avanza sin retorno.
Poco a poco el infierno de las cosas
se hace con mi visión de lo absoluto.
Quisiera regresar al tiempo único
del impulso primero,
pero todo se ha roto con los sueños.
Ahora tus memorias no son mias
sino de las estatuas congeladas.
Observo muy despacio
los ropajes de piedra,
los rostros ateridos por el frío,
la biografía extraña del silencio.
El reloj en su vértigo infinito
ha bordado tu miedo con el éter
y nos ha entretejido con la nada.
Ana Muela Sopeña
11 comentarios:
Me gusta.
Te cambio un cromo por otro:
LA SERPIENTE
No dejes que la sombra se aleje de ti.
Una vez huida
no será ya la vieja compañía,
sino la traición.
Apenas un reptil
que te acabará engullendo en la oscuridad
de los días.
Y todo tú serás vaga ausencia,
un lamento insalvable.
Este tiempo inamovible tiene todos los atributos de las estatuas...
Abrazo gigante Poeta. Sin coma.
Ya no tengo memoria, pero sigo teniendo mucho frío. Besos.
Gracias, Fackel:
Muy bien poema.
Es, además, bastante enigmático, como a mí me gusta.
Un abrazo
Así es, Carlos:
Un beso enorme
Ay, el frío. Qué malo es eso. Además es un frío que cala hasta los huesos.
Un beso enorme, Laura
Gracias por venir
Grandiosos versos amiga, metáforas llenas de poesía y un sentimiento melancólico que acaricia con emoción.
Un encanto leerte, deseo te encuentres bien Ana, se feliz
Me ha gustado mucho. Un cierto halo de nostalgia que lo cubre, también.
Un abrazo
Gracias por tus palabras tan efusivas, Jorge:
Un abrazo enorme
Muchas gracias, Albada:
Besos a montones
Publicar un comentario