*
Un jilguero en la nieve me recuerda
la rama del amor y de la herida.
Libélulas abiertas al misterio
sobre tu mar de nácar.
La espuma del océano danzante
se mueve en sortilegio por tu piel,
con el brillo desnudo de las olas
en numen enigmático.
El susurro del mundo se revela
mientras mi voz te ampara entre la bruma
y el viento te custodia sin palabras.
El ángel de la fe sabe de ti
te roza con sus alas en la noche,
hálito de la tierra en su temblor.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
El ángel de la fe sabe de ti...
Sí, y hasta el cielo te eleva.
Es mágico volar entre tus versos, meiga, y terapéutico.
Un beso
Manuel
Gracias, Manuel, por tus cálidas palabras.
Te agradezco mucho tu paso por mis versos...
Los espíritus afines vuelan en compañía.
Un beso grande, querido y admirado poeta
Ana
Publicar un comentario