*
Colecciono los huesos
de las mujeres ultrajadas.
Cicatrices y heridas...
Hay que detener esta masacre.
Observo los puñales
de los asesinos sin escrúpulos.
Suena un tambor lejano
que llama a una liturgia de silencio.
Atesoro los párpados
de las hermanas muertas.
Se fueron por las nubes
a territorios olvidados.
Conservo la piel
de las hembras amantes de la aurora.
Registro los nombres
de las sepultadas bajo tierra
y ruego
que pare
esta matanza
y el pulso del amor se haga de luz.
Ana Muela Sopeña
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