Se derrumban las bases
de este mundo ilusorio de falacias,
bajo las marquesinas
de un autobús con armas obsoletas.
Se caen por las pendientes inclinadas
los alaridos con diamantes
de los banqueros llenos de futuros,
en el movimiento lateral
de las bolsas
de una sociedad en decadencia.
La música que se oye por las noches
habla de las leyendas
de unos monstruos que habitan en la niebla,
consagrados de un modo permanente
a los espejismos de la nada.
Ana Muela Sopeña
7 comentarios:
Las noches bajo las bombas, con los espejos rotos, han de ser horripilantes. Los poderosos que las incitan y sustentan no sé cómo duermen.
Un abrazo
Desde luego. Seguramente duermen porque no les importa. No enpatizan...
Gracias por venir
Un beso
Hum, casi casi suena a premonición. No están las cosas ni para versos, ni para palabras, está todo muy extraño, al menos para quienes no queremos engañarnos.
No empatizan (quise escribir)
Desde luego, Fackel, que está todo muy extraño. Súper extraño.
Triste mirada a una triste realidad actual, aunque no dejemos que nos gane lo negativo, sigamos sosteniendo un hilo de esperanza porque son miles los que batallan a diario para revertir esto.
Abrazo
La esperanza está ahí. Es motor del mundo. Motor del cambio.
Gracias por venir
Un beso enorme
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