domingo, 4 de mayo de 2008

Y ALLÍ ESTABA ELLA

*
Y allí estaba ella
divinamente humanizada
en un desierto de flores níveas.

Bajo los senos alfombra de besos
tejida por hombres en agonía.
Junto a la boca un rictus apático
repleto de arrugas esquivas, hirientes.

La miré despacio
infinitud sus muslos,
los ojos lánguidos,
la figura etérea.

Comprendí su suplicio
y me dejé subyugar
como uno de tantos.

Ah! pero cómo gozaba
de su voz envolvente;
enredadera de opio
y pensamientos.

Y allí estaba ella
humanamente divinizada
con un espejo de hojas de nogal tierno.


Ana Muela Sopeña

*****

E ALI ESTAVA ELA

E ali ela estava,
divinamente humanizada,
num deserto de níveas flores.

Sob os seios, tapete de beijos,
tecido por homens em agonia.
Junto à boca um ricto apático,
repleto de rugas esquivas, ferinas.

Olhei-a devagar,
uma infinidade de coxas,
os olhos lânguidos
de uma figura etérea.

Compreendi seu suplício
e me deixei sujeitar como tantos outros.

Ah! mas, como me agradava
sua voz envolvente,
enredadeira de ópio
e pensamentos...

E ali estava ela,
humanamente divinizada,
com um espelho de folhas de nogueira tenra.

Ana Muela Sopeña
Traducción al portugués: Damião Cavalcanti

2 comentarios:

Ana Clavero dijo...

Es un lujo de poema, Ana. Aunque cualquiera diría que he descubierto la pólvora, porque todos los tuyos lo son.

Un abrazo

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Ana, tocaya, por visitar mi blog y dejarme tus palabras de apoyo.

Mi cariño
Un beso
Ana