*
Tus secretos oscuros me han vencido
en sincronía abierta a los sollozos
sublimes como lunas del espejo
o serpientes atadas al enigma.
Tu laberinto ebrio
está en mi piel
herida por tus garras
de animal
celeste,
consagrado a los rituales
de piedras,
con arena del misterio.
El agua de tus ojos
de la infancia
seduce a la emoción
de la belleza,
en naufragios que ondulan
con el viento.
Un sauce entona cantos de tristeza,
en sueños adheridos al mutismo
y esferas seducidas por el orbe.
Ana Muela Sopeña
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