*
La belleza de un mundo desgarrado
nos invita a soñar con la utopía.
Somos las marionetas del destino,
inmersos en la danza de las olas.
Nos encontramos siempre entre las aguas,
más allá de las sombras de la niebla.
Creadores de un cosmos con heridas,
esperamos el manto protector
para transformar nuestro ADN.
Somos como diamantes en invierno.
Adoramos la luz de las edades
que nos envuelve en mundos de azurita.
Ana Muela Sopeña
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