*
En Fukushima daiichi
los pétalos se abren a la vida
a pesar de la sombra nuclear.
Hay una flor creciendo
en medio del desastre radiactivo.
Mutan las mariposas
que vuelan tristemente
en la melancolía de los días.
No queda mucho tiempo
para reaccionar a la catástrofe.
Mutan los peces grises
en las aguas que buscan la belleza.
¿Y cuándo mutaremos los humanos?
¿Tendrán que ser los monstruos
los que nos hagan ver que hay que cambiar?
Ana Muela Sopeña
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