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Desgarrada me siento...
Abierta hacia el abismo de la nada,
sin un suelo por patria,
sin los sueños de cielo...
Y en medio del trayecto de mis días
tan sólo la palabra en su refugio
me dona la energía de la sangre:
sedienta de otros mundos, inundados
de belleza marina
y castillos cristal,
para buscar gaviotas en lo oscuro.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Qué gran suerte la palabra (el mejor invento de este mundo) que nos desgarra o nos da vida (a veces, para nada sirve lo intermedio).
Besos, Emilio.
Gracias, Emilio, por pasar y dejarme tu huella.
Un beso
Ana
Ayer respondía en un comentario, que la palabra es mucho más que signos caligráficos dispuestos unos tras otros. La palabra es un organismo vivo cargado de energía.
Puede ser también un refugio. La palabra, si no queremos verlo, tiene una gran carga transformadora. La lectura de una sola palabra que alguien nos dedica, puede alterarnos el ritmo cardíaco, hacernos sudar, que nuestras mejillas enrojezcan. La lectura de una simple frase puede darle un giro a la vida de una persona.
El lenguaje es mágico y maravilloso.
Un beso, amiga.
Así es, Víctor. Somos un universo de palabras que generan sentimientos e ideas. La palabra nos contiene, nos aviva, nos estimula o nos duerme, nos alegra, nos entristece, nos transforma, nos construye o nos destruye. Y cada palabra tiene una emoción según quién la pronuncie o la escriba.
Me encanta verte por aquí.
Un beso, Víctor
Ana
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