domingo, 23 de mayo de 2010

EL COLLAR DE ÁMBAR

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.....Aquel collar yacía melancólico en su caja de nácar. Llevaba en cada piedra los recuerdos de los secretos más atávicos. Su dueña lo tiró por la ventana y calló sobre un muro de cristal. Una niña con trenzas lo encontró. Se lo llevó a su casa y lo curó, como si fuera un pájaro desertando del miedo. Cada cuenta de ámbar llevaba en su interior el código que abría los misterios del umbral de los sueños. Lavó todas las piedras con sus lágrimas y luego las pulió con suavidad. Lo vendió en un tenderete de una feria. Una mujer lo vio. Lo compró sin pensar en aquel otro que tiró en un impulso y cayó en la vía pública. De pronto se sintió mucho más joven. El collar contenía una sustancia que hacía que el reloj fuera hacia atrás. Consiguió regresar a aquel momento de utopías teñidas de belleza. El instante de niebla, veinte años, cuando todo eran signos de abundancia. El ámbar convirtió su sombra en luz y transmutó nostalgia en alegría. Como vórtice alado del destino aquel collar cambió vidas y vidas. Abrió puertas de mundos escondidos con su fuerza telúrica de Gaia.
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Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Pere Bessó dijo...

ámbar, ámbar, andrógino ámbar!

Ana Muela Sopeña dijo...

Me encanta el ámbar, Pere.

Un beso enorme
Ana