*
I
El halo de un vencejo
se perdió para siempre entre los árboles.
II
La lluvia de las calles se rebela
contra el tiempo sin tiempo.
III
El instinto del mundo traicionado
interroga a la nada en el secreto.
IV
Cuando la luz detiene sus enigmas
los códigos dormidos se hacen hueco
en la noche callada.
V
El reloj de la niebla
concede a los amantes el milagro
de la supremacía del deseo.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Me sorprende tu capacidad de excribir endecasílabos, Ana. Parece que te surjan espontáneamente. Recuerdo haber leído que Ovidio, cuando era joven y estudiaba, por deseo paterno, Retórica y oratoria, intentaba escribir en prosa pero sin proponérselo le salían hexámetros. Así supo que no podía evitar ser poeta.
Un abrazo admirado, y por cierto, me han encantado tus breves.
Sí, no me cuestan nada, Juan. Será porque estudié piano y la música y la poesía están siempre emparentadas.
Un beso
Ana
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