viernes, 22 de abril de 2011

ENCUENTRO EN ACERAS

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.....Nuestro encuentro en aceras de la noche se ha tornado de luz y de belleza, con la ductilidad de las farolas, alumbrando lo oscuro. Me gusta tu sonrisa, contemplar los helados de los puestos, los batidos, las letras de las calles, letreros luminosos de las tiendas. Caminamos deprisa entre la gente, nuestras palabras viajan por el aire hacia círculos cómplices. Nuestro secreto es siempre en el mutismo una alegría suave en el crepúsculo. Las plazas son amigas que nos hablan de mundos enigmáticos. Marquesinas de autobuses, las paradas de metro, los bancos en jardines. Escaparates con ropa en maniquíes. La ciudad se despierta cada vez que miramos un lugar. Nuestras citas se nutren de las luces que parpadean siempre, con la neutralidad de los robots. Muñecas y peluches nos hacen señas silenciosas desde un bazar de juguetes. Una cabina telefónica nos convoca a elegir estos instantes como una eterna fiesta sin el tiempo.
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Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Leticia dijo...

Un espacio amigable, que tiende la mano a los enamorados a su paso por lo que el hombre ha diseñado, una ciudad-abrigo.
La armonía con el entorno se hace presente en tu poema Ana,lugar al fin donde encontramos los satisfactores para "el vivir" que nos hemos creado la humanidad.
Un abrazo cariñoso Ana.

Ana Muela Sopeña dijo...

Leticia, sí, es cierto. La ciudad es escenario de tantas cosas...Los sentimientos se entremezclan con los elementos de la urbe y se conforma un espacio habitado más allá de la realidad existente. Por una parte, las personas no somos nada fuera de la ciudad que nos cobija, que nos estimula, nos nutre, nos inventa. Por otra parte la ciudad no es nada sin sus habitantes.

Gracias por pasar, amiga
Ana