*
Contemplo la ciudad
desde el tejado de la casa de mi infancia.
Antenas parabólicas,
chimeneas y tejas.
Gatos
al sol de las auroras.
Cada noche los hombres se levantan
para sentir verdades absolutas
en su piel de crepúsculo.
Me pliego en mi guarida
y noto cómo el frío
invade mis espacios interiores.
Recuerdos melancólicos
me llevan sin preguntas
por los precipicios de la luz.
Ana Muela Sopeña
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