*
Pasa la gente rápido
sin mirar a la estatua
viviente como un pájaro sin nido,
en la orfandad de hierro.
De pronto una persona
deposita en su caja unas monedas.
La estatua cambia su postura
y sigue en su marasmo
a la espera
de otro futuro un poco más amable.
Ana Muela Sopeña
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