*
La orfandad de las calles tiene espejos
en todos los exilios interiores,
los rostros del ausente
se reflejan en caras
que transitan ciudades con la lluvia.
Abandonados cuerpos del otoño
inician los caminos de la herida
y permiten que el hambre,
de la complicidad y la locura,
se haga con el código del mundo.
Los seres de la niebla melancólica
se desnudan con luces entre sombras,
para que el agua pueda diluirlos
en el barro de un tiempo sin naufragios.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Simplemente magistral. Sigue,sigue,..¡que no pare!
Me encanta. Yo te pediria si puedo publicar en mi blog este poema. ¡¡porfa, porfa!!
Un abrazo grandote.
Ana:
Me sorprendes siempre por la conjunción de las imágenes y los textos.
Especialmente este poema resuena con la relación exilios y espejos.
"Tiempo sin naufragios" para ti con la fuerza imbatible de la Palabra.
Abrazo:
Elsa.
Me alegra que te haya gustado, Perfecto.
Un saludo
Ana
Gracias, Elsa, por tus cálidas palabras.
Un beso enorme
Ana
Publicar un comentario