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Los cuerpos tienen su lenguaje
que se derrama azul
sobre tardes de risas y cafés.
Una ciudad amurallada
nos invade inflexible
en las noches que saben a abandono.
Las mentes tienen sus palabras
invisibles en cúmulos de acuerdos
nunca pronunciados.
Los muros se construyen
con esas frases nunca dichas
que van cayendo densas
como el metal del bosque.
Las almas tienen sus vocales
redondas, en sus círculos de brisa,
para estrechar los lazos
más allá de la muerte o de la vida.
Una alambrada con espinos
nos separa sin lunas,
en la crueldad de la nostalgia.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Nostálgico,pero me gusto. Un saludo.
Tu lectora incansable Isabel.
Gracias, Isabel, me alegra que te haya gustado.
Un abrazo
Ana
Hay un diccionario que desconocemos, y en él palabras que suenan a silencio y añoranza algunas tardes de risas y cafés.
Un abrazo.
Todos los diccionarios desconocidos nos inspiran.
Un abrazo
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