*
La hiedra nos anuncia un compromiso
en la espuma oceánica del sueño.
Mis caderas advierten que la luna
viaja como las diosas en invierno
hacia el deseo hambriento de caricias.
Un demonio me mira en el crepúsculo
y voy por el subsuelo caminando
por la neblina suave de los días.
La lluvia me sorprende
en territorio virgen de belleza.
Un mirlo me subyuga
con tu nombre adherido a mis entrañas,
en las esquinas de las rosas.
Ana Muela Sopeña
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