martes, 10 de julio de 2012

CORAZÓN DE LODO

*
La jaula nos confunde
y nos permite amar
a la piedra que habita
en el desierto.

La arena se desliza por las manos,
mientras un corazón de lodo y lava
espera de los cielos la respuesta.

Se abren las fisuras
en rocas que persiguen
el rostro pensativo del silencio.

Las piedras en desiertos se parecen
a la desolación más infinita.

Una mujer
vestida como un ángel de la noche
se convierte en estatua:
sin agua y sin oxígeno.

La mujer se desnuda
en horas clandestinas que residen en albas
siniestras como sombras en invierno.

La danza
nos despoja
de las luces que pactan
con el miedo

y unas manos se abren
hacia los cauces libres
del vacío...


Ana Muela Sopeña

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