miércoles, 5 de septiembre de 2012

MALTRATO

*
HABITACIONES DE SILENCIO

En las habitaciones de silencio
se censuran el llanto y la tristeza
que frenan por el pánico las lágrimas.

Las mujeres de barro
se sinceran
cuando hablan de ellos y sus golpes.
Palizas que subyacen en la noche,
disimulo, mutismo y maquillaje.

Ellas tapan los signos de violencia
protegiendo la piel con lo que encuentran.

Luego, en el cementerio,
ya no hay nada.

Ellas mueren desnudas, sin amparo.
Caen víctimas del macho predador
aún no conformado como hombre.

Ellas mueren sin una protección
que vele por sus vidas, por sus sueños.

A veces se levantan de las fosas
y salen por las calles a gritar,
pero la mayor parte de las horas
detienen sus latidos en un punto
donde sólo una luz puede salvarlas.

Ella somos nosotras como símbolo
muriendo silenciadas por el otro
que busca en nuestra alma
lo sensible,
para atrapar la sombra de lo cóncavo.

La muerte nos persigue sin mirarnos
y nos cubre con velos de vergüenza
cada vez que otra víctima se suma
a la lista de nombres de mujeres
que caen asesinadas en el mundo.


CUARTOS DE MUTISMO

Ellos tragan las lágrimas del miedo,
la soledad del mundo, el darwinismo.

Callan sus decepciones amorosas,
se tiran al vacío del acero.

Ellos son insultados por sus novias,
por sus madres y esposas, por sus hijas.

Intentan recibir respeto y algo
de aprecio en las mañanas especiales.

Su autoestima desciende ya en picado
por lugares sin fuego ni pasión.

Ellos no son mirados como hombres
sólo son Visa Oro, coches, pisos
o la marginación y la pobreza.

Cuando lo pierden todo no son nadie.
Ellas juegan sus cartas y lo saben.
Depredan el intento, se agazapan.

Ellos se van muriendo poco a poco
en los brazos de brujas y de arpías
hasta que un día miran y descubren
que no duermen en camas sino en féretros.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Fina Tizón dijo...

Un poema duro. doliente, pero real en esta sociedad, en este mundo en el que vivimos, donde la igualdad deja mucho que desear, a veces, cuando nos llegan esas informaciones a las que tu aludes en tus versos, Ana, pienso, y desde mis reflexiones me hago preguntas que no tienen respuesta. ¿por qué?, y no entiendo y entiendo menos aún que puedan darse casos de mal trato en las nuevas generaciones de jóvenes, no lo concibo, pero sin embargo salen casos nuevos cada día.
Tu poema denuncia, muy bien estructurado, duele, pero es tan real, lamentablemente.

Un abrazo

FINA

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Fina. Lo que quiero transmitir es que el maltrato no se da sólo en una dirección: del hombre a la mujer, sino en las dos direcciones: del hombre a la mujer y de la mujer al hombre...

Gracias por venir
Ana

Fina Tizón dijo...

Tienes razón, Ana, también se da el maltrato en los hombres, aunque en menor grado. Es una situación real y dura, como te dije, y , por supuesto, merece ser tenida en cuenta sin distinción de sexos. Eso no hay que dudarlo ni un momento.

Un beso

FINA

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Fina, por tu aporte.

Besos
Ana