domingo, 20 de abril de 2008

LÁTIGOS DE BRUMA

*
Una penumbra lúcida me invade
en la noche cerrada, con temblor
de una sombra noctámbula y perdida
entre la luz abierta de los bares.

Cautiva me impresiono en el umbral
que me habla de epitafios aún no escritos,
con la sal imantada de ese vórtice
de mi herida del sueño más profundo.

Un humo de otros tiempos casi erráticos
me recuerda en imágenes su rostro
que yo no olvido nunca ya que es ráfaga.

En la nostalgia hay látigos de bruma
que muestran la ciudad con sus esquinas
y las campanas ebrias de espejismos.


Ana Muela Sopeña

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