*
Deambulando por calles un gato me miró,
su mirada profunda y melancólica
me hizo sospechar.
Me introduje en el mundo de la niebla
y allí un íncubo extraño me esperaba.
Conseguí separarme de sus ojos
que hipnóticos querían mi energía.
Me desperté en mi cuarto
y vi una sombra oscura en la pared...
Ana Muela Sopeña
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