*
A la mañana siento tus latidos
en caricias de agua.
Por la tarde te miro en el crepúsculo,
entre sombras veladas,
con música del fuego primigenio.
En la noche tú juegas con mi piel
atrapada en la luz de la nostalgia,
entre abrazos de azúcar y canela.
Ana Muela Sopeña
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