*
Amo las horas grises de silencio
que pactan con el mundo
para rehabilitarme del pasado.
Despierto en la raíz de la caléndula
como vestal del sueño.
Vigilo entre la luz los círculos de niebla
y aúllo entre los árboles de plata.
Amo las horas negras de nostalgia
que arrebatan la aurora
a los niños perdidos en la ciudad sin verbos.
Asciendo por la ruta de la sal
como una diosa acuática del numen.
Observo sin temor la Vía Láctea
en medio de las líneas siderales
que trazan estrategias de cenizas.
Amo las horas blancas de la lluvia
que conforman la bruma en las aceras
de la urbe prendida
en las encrucijadas de la rosa.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Lucen tus versos, abundantes, con hondas esencias, que hacen este poema hermoso, muy hermoso.
Admirable, mi querida amiga.
Besos
Gracias, Perfecto, tus palabras siempre son cálidas para mí...
Un beso
Ana
Y tu poema, que puede, perfectamente, ser la música de fondo de esas horas negras, grises...
Gracias, me alegra mucho verte por aquí...
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