*
Deambulo sin temor por las aceras
y construyo con sueños mis dos mundos:
primero el natural, el de los búhos,
después el aprendido, el de la pena.
Recuerdo en la penumbra las cerezas
que están siempre esperando entre los muros,
más allá de los límites del humo
que reside en el cielo, en la tormenta.
La terrible mirada de la sombra
escapa al territorio de la nube.
Soy la mujer del viento, lluvia y sal,
me defiendo con versos y con rosas,
por ello habito siempre entre las cumbres
y no me afecta nada del azar.
Ana Muela Sopeña
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario