*
Ella vive la vida sin fisuras,
cada jornada es nítida.
Se arma con la música del tiempo
y cabalga el espacio de la luna.
La otra es un espejo torturado
cada día se esconde de miradas.
Se desprende de sombras con el numen
y repta a territorios de lo oscuro
como si nada fuera ya importante.
Ambas buscan la luz del horizonte.
La primera en los rayos primigenios
de la bondad desnuda y sin doblez.
La otra lleva siempre en la mochila
un sol negro de amianto
que solloza en su gruta por lo ínfimo.
Ana Muela Sopeña
domingo, 10 de febrero de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario