*
Sí,
amo
tu piel
consagrada
a la tormenta.
Relámpagos suaves
me avisan del presagio
con susurros de otro mundo
entre las nubes y la bruma.
Cuando piensas en mi nombre
y visualizas algo
de mis ojos negros,
en la distancia
me pronuncias
con lunas.
Sólo
tú.
Ana Muela Sopeña
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