*
En el marasmo
el frío me somete
los huesos en la niebla.
Nostalgia de otro tiempo
en sonidos urbanos.
El granizo golpea los cristales.
Los coches a lo lejos con sus motores roncos
organizan la música de la ciudad caótica.
Una iglesia perdida
con puntuales campanas
nos llama a ser conscientes de la hora.
La lluvia difumina
mis lágrimas de arena
bajo las farolas
que sumergen el miedo entre sus círculos.
Hay gritos de unos niños
que llegan de la escuela
y un camión despistado en un semáforo.
El paisaje tan húmedo me lleva
a diluir mi rostro
en mitad de segundos consagrados
al asombro perpetuo de la vida.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Instantes pasajeros de la vida, colores de invierno en tu poema, y son hermosos en su recorrido a través de tus versos.
Abrazo grande, Ana.
Ío
Me alegra que te guste.
Un beso muy grande
Ana
Fotos de vida, postales.
Un abrazo
Gracias, Gregorio, por venir.
Un abrazo
Ana
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