*
Agosto...
Aquellos días fueron un oasis
para mi corazón atormentado.
Las calles nos amaban,
cómplices del aliento clandestino
y
un
temblor
de
labios
nos arropó
ya huérfanos
en nidos
de belleza ancestral y subterránea.
La ciudad fue universo
de nuestras miradas sin disfraces
en el nacimiento prenupcial de nuestras citas.
Agosto...
Han pasado los días y otro tiempo,
vacío de cerezas,
entreteje mis horas,
pero las avenidas y las plazas
siempre acompañarán estos recuerdos
con tu sonrisa lúdica de pícaro.
Ana Muela Sopeña
miércoles, 29 de mayo de 2013
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