*
Muerta ya la utopía
desintegrada ya toda pasión,
sin estructura el vidrio de las tardes,
me queda la palabra
encendida en un vértigo de estrellas.
Después de la batalla
recojo los cadáveres,
las frases que jamás me susurraste,
el cúmulo de amor en mis dos manos.
Y entierro en el mutismo
los cuerpos olvidados por la arena
bajo la tierra estéril.
Drogada por la herida
me recluyo en mi celda
y deseo llegar
a ese estado invisible
donde el dolor no duele y todo pasa...
Ana Muela Sopeña
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