*
El infinito ayer ha sucumbido
a esta ciudad dormida
entre los soportales de la herida,
más allá del sonido.
Te busco y no te encuentro.
Todo se ha diluido en la locura
de los relojes vanos y en la oscura
aterradora luz que habita el centro.
De ti lo que me ata,
aunque no me desmiembre,
es la visión de un sueño en el presagio.
Esta sombra me mata
en el frío noviembre,
mientras la lluvia observa mi naufragio.
Ana Muela Sopeña
viernes, 6 de diciembre de 2019
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2 comentarios:
La ciudad parece deshabitada cuando el amado no está, todo es lluvioso y gris en la mirada de quien añora.
Buenos versos. Un abrazo
Agradecida quedo con tu lectura y comentario, Albada.
Un beso grande
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