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A María Germaná Matta
Nacemos en un punto
de la mente de luz donde no hay tiempo,
después en esta Tierra
adoptamos relojes
que avanzan linealmente hacia lo oscuro,
aunque siempre llevemos en el alma
calendarios esféricos
donde la sincronía hace las horas.
Emprendemos el viaje
al respirar el airesombra
de este planeta en su locura.
Pasan años que a veces nos parecen
la lentitud sin nombre,
pero al final el tiempo es una ráfaga.
Un día nos marchamos...
mas no todo termina,
porque entonces comienza en el eclipse
a vivir el espíritu
sobre la eternidad de una gran danza.
Ana Muela Sopeña
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4 comentarios:
Ana, no tengo palabras para agradecerte, este inmenso regalo que ahora me consuela.
Espero que pronto empiece el eclipse y que el espíritu de mi padre comience a vivir sobre la eternidad de esa gran danza.
Gracias.
María
María, únicamente te dejo un abrazo en el silencio y mi amistad.
Ana
Un poema inmortal, lleno de esperanza.
Besos, Ana.
Besos para ti, Soco.
Ana
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