*
Sufro de una condena solitaria
en medio de la bruma de las noches
mientras cuido la luz del sueño lúcido
y enciendo las estrellas de Caronte,
para cruzar el río de la vida.
Aguanto un frío gélido de tierra
al remover el fuego y el carbón.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Hermosísimo poema!
Gracias, Julie.
Un beso
Ana
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