sábado, 1 de junio de 2013

DE TU MUERTE Y TU VACÍO

*
Las palabras salieron de tu boca,
pero no de un modo amable como yo hubiera querido
sino acompañando a un ejército de víboras.

Me atormentaron un día,
pero después
arrojé al mar
los tóxicos del hambre.

Y supe de tu muerte y tu vacío
cuando vi las tumbas de tus padres
con sus nombres grabados.

Imploré al universo
para que me arrancase de tu vientre
y mis plegarias blancas en la noche
me permitieron escapar
de tus letanías de inframundo.

He pasado la página
que te nombraba en calles de la ciudad desnuda
y ahora vuelves melancólico
a ser un hombre
sin identidad y sin historia.

Eres de nuevo un ser sin rostro
que deambula por aceras
de esta urbe sin alma,
donde la utopía
yace enterrada para ti
bajo las sepulturas de los sueños.

Eres sólo una sombra entre las plazas.
Caminas junto al humo de los anestesiados.
Sollozas en silencio
en el íntimo segundo,
justo antes
de sumergirte en el olvido.
Y tu vida execrable se hace agua,
mientras destruyes todo lo que tocas.
La voz del viento sabe de tu llanto,
pero la piedra es siempre tu disfraz,
mientras los muertos alzan su temblor
a través de tu casa sin espíritu.
Los relojes de la luna son amigos
de tus sucias mentiras...

La lluvia va lavando en un ritual
las excusas que siempre has inventado
para hacer de tu vida un cuento gótico.

Danza, maldito, en tristes cementerios.
Abraza ya al demonio que te abraza
y deja de jugar con los pentáculos
en el país oscuro
de nunca jamás
con las ninfas urbanas que aún sueñan.


Ana Muela Sopeña

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ana, tus escritos invitan constantemente a reflexionar. La poesía debe de estar bañada de ese tinte esporádico y necesario y que significa la transparencia como vehículo de todas nuestras emociones. Ese vacío es una constante y es atroz cuando aparece e invade nuestras capacidades. Luchamos junto al poema permitir que haga surco para poder desprendernos de vanos y absurdos temores.

Un abrazo siempre

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Miguel, por venir...

Un beso
Ana

Anónimo dijo...

Gracias por tan hermosas, tristes y hermosas palabras. Un abrazo. Cristina.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Cristina.

Un beso
Ana