miércoles, 5 de junio de 2013

SANGRE DEL ALBA

*
Se derrama la luz sobre mi herida
y la sangre del alba se hace sombra.

Todo lo que en los sueños
nos sorprendió de un modo equinoccial
parece que se ha ido
por el acantilado de los camaleones.

Un reptil en la piedra
me avisa del peligro.

Con la taquigrafía que escriben los relojes
se escucha un vals muy lento
que recuerda la música ancestral.

Calculo la ecuación de la distancia
despejando la incógnita de arena.

Una mujer sin numen
venida del océano me condena al exilio.

A pesar del insomnio y la utopía
la visión se diluye entre las horas.

Has matado al muchacho del espejo
con un puñal de nombres.

La esquina de este tiempo nos arropa
en mitad del desastre.

Fluyen mis lágrimas sobre el lodo invisible
y busco entre las páginas de un libro
los pétalos de rosa
que nunca conocieron la extinción.


Ana Muela Sopeña

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