domingo, 2 de junio de 2013

INFIERNO

*
Tus palabras rozaron el infierno
y me arrojaste frío a aquella hoguera:
un veneno letal tu madriguera,
habitación de monstruos del averno.

De pronto yo sentí nieve de invierno
en mi piel sin historia hecha de cera
y supe que tu alma era una higuera
atrapada en un cuarto no fraterno.

Entonces comprendí tu sombra herida
por las maquinaciones de un adulto
transformadas en frases convenientes.

Averigüé tu ruta sin salida
y permití entregarte aquel indulto
en las horas nocturnas más candentes.


Ana Muela Sopeña

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