*
La lluvia me acompaña
mientras mi cuerpo sabe
de la soledad sin artilugios.
Suenan los coches a lo lejos
y una campana herida
marca las horas extraviadas del exilio.
El tiempo pasa girando
entre sonidos híbridos del mundo
y lunas de silencio.
Habla mi alma en horas
del árbol de la vida y de la muerte.
Escucho la canción del universo
en pretiles de muelles y en la arena.
Hay un ritmo que pulsa los crepúsculos dorados
y deja entre las nubes
los latidos de ausencia...
Ana Muela Sopeña
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