*
El dolor de ser sombra
se une a las matrices del silencio,
a la ruptura interna de los hilos
que hicieron de tu vida mi existencia
y de mi espacio oculto
tu refugio sin pánico.
Ahora que se ha roto nuestro vínculo
mis lágrimas afrontan cada día
como un hechizo frío de mandrágora.
Abro mi corazón
al crepúsculo suave de la rosa
y sigo caminando quietamente
sobre el filo del vértigo.
Ana Muela Sopeña
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3 comentarios:
La sombra, nuestro alter ego...
La sombre, como latencia... Un abrazo
Ahora que todo acabó, parece ser el pensamiento que resaltas, de tal forma la sombra es un símbolo de lo que queda después de la ruptura. Me acerco, Ana, a este triste y bello poema.
Un abrazo.
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