martes, 24 de junio de 2008

TRAMPAS PARA CIERVAS

*
I
LAS TRAMPAS

Las trampas para ciervas
no atrapan criaturas de la luz,
tampoco criaturas de la sombra.
Tan sólo caen en ellas
las ciervas despistadas
o aquéllas que perdieron los dos ojos
en campos de exterminio.

***

II
CIERVAS DESPISTADAS

Al cazador furtivo
las ciervas despistadas no le gustan,
no sube adrenalina por sus venas
si ve que la contienda
es desigual y estéril.

***

III
CIERVAS SIN OJOS

El juego del león
con las c(s)iervas sin ojos
es darles su retina,
para que ellas vean que es muy fuerte
y después retornarlas al punto original
de indefensión cercana al desnacer.
Pero el león se aburre
y pasa a otro partido,
otras lides prefiere más potentes,
con ciervas que sí vean.

***

IV
CIERVAS DE SOMBRA

Más que ciervas son mantis religiosas
que después del banquete nupcial del inframundo
se comen a su presa con sirope de coco.

***

V
CIERVAS DE LUZ

Sonámbulas desplazan su materia
a lugares galácticos sin caza,
allí no hay cazadores,
no llegan por umbrales
en los que hay que ser algo más etéreo,
quizás alguien sin pánico a lo otro.

***

VI
CIERVAS RESTANTES

Las restantes reservas
de ciervas en el mundo
se distribuyen siempre en este orden:

Las ciertas semimuertas,
las ciervas que son boas,
las ciervas que aprendieron a ser cautas
y ésas no caen en trampas
o sólo dos minutos,
las que se convirtieron en leonas
y las que ya son bala
en la venganza ciega del dolor.

***

VII
CARTA A LAS CIERVAS

Querida cierva blanca
elija usted papel en esta obra
y represente el juego hasta el final.

***

VIII
CARTA A LOS CAZADORES

Querido cazador
las trampas ya no son lo que eran antes,
demasiado evidentes
y mucha información en los periódicos.
Diseñe otro safari algo distinto
o pronto la gran caza,
morirá por desidia.


Ana Muela Sopeña

6 comentarios:

Mamen Alegre dijo...

Genial querida Ana, pero no hay que temer por las ciervas, el hombre es el unico animal que cae más de una vez en la misma trampa.

Muchos besos.

Rosalia Linde dijo...

Excelente reflejo de la realidad de las mujeres en un mundo donde el hombre tiene el poder.Me encantaron los últimos versos, que parecen casi proféticos, pero que entroncan con tu yo más íntimo, con tu sentimiento hacia la injusticia de este mundo, que por otro lado es natural, ya que somos muchos seres distintos chocando entre nosotros, entre nuestros distintos intereses. Pero, no por ello vamos a dejar de reivindicar lo que nos toca la fibra, lo que sentimos como reflejo de nuestra propia realidad, aunque distorsionado, distinto: como si fuera algo que atañese a nuestro futuro, a nuestros hijos, los hijos de los hijos, etc...,pero tus versos me parecieron comprometidos y dignos de elogio, por la carga intelectual, emocional y de ternura que condensan. Como siempre, me alucina todo lo que escribes. Besos.

Rosalía

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Carmen, en realidad, como sabes, todo el poema es alegórico y en este estado de cosas todos: ciervas, leones, leonas, cazadores cazadoras estamos un poco sin rumbo.

Me alegra verte por aquí, amiga poeta.

Un beso grande

Ana

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Rosalía. Sí, en estos versos he mezclado lo emoción con lo intelectual. También lo individual con lo colectivo. Pienso que las conductas de caza y cortejo están alejándose del propósito de la vida y de la supervivencia: encontrar aliados, formar relaciones, formar parejas y/o familias. Se están convirtiendo en una simple gratificación para el ego. Un ego se infla y otro se destruye. Eso me produce una sensación de injusticia de falta de armonía. A veces es el ego del hombre el que infla y el otro se destruye o se eclipsa. Otras veces es a la inversa. Cualquier relación de poder en una relación lleva a la decepción a la desesperanza y, finalmente a la desidia, o peor aún, a la indefensión aprendida.


Gracias por pasar y dejar tu huella que yo aprecio sinceramente.

Un beso grande

Ana

Rosalia Linde dijo...

Gracias a ti por tu generosidad y tu gran corazón. Besos.

Rosalía

Ana Muela Sopeña dijo...

Rosalía, también tu corazón es grande.

Un beso
Ana