domingo, 20 de septiembre de 2009

EN LA CIUDAD VACÍA

*
En la ciudad vacía las sombras me delatan
por lugares sin hombres y plazas sin espectros.
Las rosas de cristal intuyen jeroglíficos
que presiden los mundos del misterio y la fuente.
Un búho en la distancia se dirige al espíritu
de una acera sin frío, de una playa sin luz.
Las calles se rebelan contra el marasmo infame
de los seres que danzan más allá de la noche.

En la ciudad vacía la lluvia nos defiende
de las horas sin ojos y los relojes de agua.
He crecido en el tiempo de todos mis ancestros
soñando que el crepúsculo me otorga otras opciones.
No suenan los teléfonos y ya no llegan cartas,
ya sólo unos correos denotan movimiento.
Los signos de las prímulas me asustan en rincones
donde no existen brisas, ni puntos cardinales.

En la ciudad vacía tu voz no me penetra,
porque el sonido fértil se perdió con los años
en esos cementerios de coches y de máquinas.
Los días pasan lentos, sin flores ni animales,
mientras mis letras giran entre muros y ángulos.
La soledad me inunda en el abismo de ónix
y convierte mi código en bruma de obsidiana.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Marisa Peña dijo...

Ana, es un poema impresionante, un viaje onírico de una altura poética increíble.Un placer leerte, siempre, la verdad.

Ana Muela Sopeña dijo...

Marisa, qué alegría verte por aquí.

Este poema surgió de pronto, como un sueño lúcido.

Me alegra que te haya gustado.

Un abrazo grande
Ana