*
I
La noche permanece
abierta en la distancia de tu piel,
como vértigo amable y traicionero.
II
La oscuridad se cierne
sobre la ría en barcos de caricias
y pájaros nocturnos
me llevan por caminos de secretos,
con la numeración de las galaxias.
III
Avanzo sobre cúmulos de niebla
y me adentro en el mar de tus temores,
abrazo, sin el pánico, tu sombra
que me susurra frases inconexas.
IV
En mundos de la herida
una ventana abierta al infinito.
V
La belleza sublime
se aloja siempre antes del placer.
Después
se esfuma todo rápido,
como burbujas de espejismos
o pompas de jabón.
VI
Un mantra me mantiene vigilante:
son sílabas que abren los cofres del silencio.
VII
A veces me pregunto
si tu desconfianza podría revertirse.
VIII
La nostalgia del agua
me lleva sin remedio hacia tu mundo.
IX
Cabalgamos por campos de zozobra
y huimos de los riesgos,
imposibilidad de la locura.
Mas...
todo se precipita en el eclipse
cuando un latido extraño
nos desdibuja.
X
El vientre de la noche
me lleva a tus pupilas,
sobre los espejismos del pasado.
XI
Esbozos de la sombra en el reflejo,
cuando me hablas bajito y yo te escucho.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Te leo Anita,
te leo en silencio y te dejo
un abrazo
Rossana
Gracias, Rossana. Me encanta verte por aquí.
Pásate por Laberint de pluja.
Allí estás...
Un beso enorme
Ana
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