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Los espejos del mundo
se han roto con la sombra
al tiempo que los nodos geográficos
reflejan los problemas más candentes.
Fukushima es un centro de dolor lacerante.
Muestra el árbol dormido
en el sueño sin alas.
Las mariposas tristes han mutado sus genes.
Su vuelo destruido nos indica
los futuros posibles.
Fukushima es un símbolo
de la extinción del ser humano.
Hay un apocalipsis de silencio
que gesta sus dominios
en las horas de visiones
que se han tornado pesadillas.
En las manos de lluvia
lloran siempre catarsis
que jamás llegarán a la luna.
Nos preocupan
los bequerelios de los peces,
mariscos y moluscos.
Pronto llegarán a los grandes almacenes
los contadores Geiger.
Ana Muela Sopeña
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2 comentarios:
Es doloroso ver como el hombre destruye sin piedad su propia casa persiguiendo cosas materiales que nunca serán suyas.
Abrazos
Así es, Graciela.
Abrazos
Ana
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