lunes, 31 de octubre de 2016

ALQUIMIA DE LOS DÍAS

*
Deambulo en el vacío
de la melancolía de la herida,
bajo la luna cruel.

Todo me habla de ti.
Los coches, los letreros,
los parques, los cafés.
Las tiendas con sus luces y sus sombras.
Escaparates dulces, maniquíes.

La ciudad es reflejo de lo nuestro.
Observo quietamente
transeúntes con rostros tan anónimos.
Intento descifrar cómo serán sus vidas.

Perderte es sanguinario, me taladra el cerebro,
las manos, las pupilas, el pecho y la columna.
Me arrastro como espíritu nocturno,
atada a los confines de la noche

y siento las cadenas de la sombra
desde que tú no estás.

Invisible me alzo contra el viento
intentando ser neutra,
pero es imposible.

Desgarrada percibo
la densidad del aire
como un atún pescado
con las redes de arrastre
a punto de morir a la intemperie.

No es sólo tu partida,
lo que me ha abierto entera y en canal,
son tus palabras duras, con aristas,
tus reproches, culebras y caimanes,
tus furias y tu odio tan extraños.

Ahora sólo queda retornar
al vacío enigmático
que habitaba desnuda y sin defensas
antes de conocerte

y allí empezar la alquimia de los días,
los meses y los años, las horas, los minutos y segundos...
Hasta que pueda estar ya preparada
para mirar el sol sin subterfugios,
volando sin heridas por el mundo
con umbrales de estrellas a mis pies...


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Entre el dolor ("siento las cadenas de la sombra") y la esperanza ("volando sin heridas por el mundo / con umbrales de estrellas a mis pies..."

Me encantan esas nítidas conmovedoras poéticas imágenes tan tuyas, Ana. Abrazo.

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias...