sábado, 28 de enero de 2017

CANON DE PACHELBEL

*
Cuando miro una rosa
veo la eternidad
en los pistilos tiernos,
en la belleza amada,
en la fragancia prístina.

Y las horas cabalgan
por relojes alados
sobre sueños de hombres y mujeres,
en imágenes blancas de uniones compartidas.

El amor es la danza
del Big Bang primigenio,
venido de una estrella
que nació hace eones
y todos lo escuchamos
a través de las células
de nuestro instinto arcaico.

El ritmo de la vida
sabe que es siempre eterno.
Infinitos los púlsares,
nebulosas recónditas,
infinito ADN
inmerso en cromosomas
de humanos transmutados
por la luz del color,
la música y la forma,
los fractales de fuego,
el caos de las galaxias,
la inmensidad del mundo
y la hermosura llena
de explosiones creadoras.

El genoma es espejo
de cuásares desnudos
o de asteroides cálidos
y las piezas doradas
de un ajedrez de arena.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Una mirada íntima de lo infinito del universo que somos.

Abrazo.

Ana Muela Sopeña dijo...

Me alegra que así lo veas...

Un abrazo grande
Ana