jueves, 29 de abril de 2010

TE NOMBRO

*
Te nombro en el silencio de la piedra,
para resucitar en la palabra.

Te nombro en la noche más atávica
con tus ojos traslúcidos de mar.

Deletreo tus letras sobre el fuego
que posee mi vientre sumergido
en la memoria de la diosa.

Me nombras con las sílabas de nieve,
con el deseo puro, sin disfraces,
desde la hora mágica del círculo
que se abre a los secretos de la vida.

Me nombras sin las máscaras, desnudo,
a través del espejo de cristal,
donde me ves como ave del paraíso.

Deletreas mis sílabas de arena
y me soplas sin prisa, delicado,
mientras silbas canciones de lo oscuro,
para que te acaricie entre dos biombos.

Nos nombramos sin tiempo, sin relojes,
vestidos con enigmas de los cuásares,
esperando los códigos del viento.

Deletreamos juntos las vocales
para crear un mundo incandescente
de belleza tranquila y melancólica.

Pulsamos consonantes como claves
de perdidos umbrales,
en la ciudad invisible.

Penetramos por huecos, entre púlsares,
para acceder a puertas estelares
conectando con vórtices de niebla
y el Aleph protector.

Allí tú con tus números de bruma
y yo con mi alfabeto de los árboles
seducimos al paso de las eras.

Creamos el latido primigenio
con pétalos de lirios subterráneos
que protegen nuestra alma del destierro.


Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

Pere Bessó dijo...

apòstol de amor en las catacumbas -y no huésped- de esos lirios subterráneos que, al cabo, no pueden evitar el destierro...

Aunque, con diferencia de matices para mi lectura, Ana, el final del poema es de clamor.

Un respeto. Elocuente.

Pere

Ana Muela Sopeña dijo...

Gracias, Pere, por estas palabras tan generosas que alegran mi dia.

Una abraçada
Ana