jueves, 29 de diciembre de 2016

FELIZ DOS MIL DIECISIETE


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Felicidad en lienzos naif

en este nuevo año que ya viene

libre de los prejuicios, sideral.

Irradiación de sueños de maní

zahiriendo belleza con la luz.

 

Divinas utopías con la sed

ondean en la escarcha de este enero

sumergido en sonrisas e ilusiones.

 

Manos entrelazadas en un álbum,

iridiscencia abierta a un colibrí,

linces en figuritas de papel.

 

Diversión para todos, hermandad,

imaginando un mundo de origami

encendido con flores del alerce.

Complicidad en horas y un tictac

intentando encontrar cual zahorí

silencios escondidos en los cofres

imantados con agua de alelí

en caminos y espíritus de nube.

Travesuras antiguas saliendo de la zona de confort

en jardines muy fríos por la nieve.

Ana Muela Sopeña

2 comentarios:

carlos perrotti dijo...

Destreza, se llama... Quién pudiera. Abrazos.

Ana Muela Sopeña dijo...

Hacer un acróstico doble es, más que nada, práctica. Es como hacer un soneto. Si haces muchos sonetos al final te salen con facilidad. Un acróstico doble es parecido...