*
A Fernando Pessoa
Durante aquel verano
tú mirabas las calles de la ciudad desierta.
Allí no había nadie suspirando
por tu alma desnuda.
Los coches desfilaban entre el ruido
y la niebla perdida
en las ensoñaciones del reloj.
Las aceras lloraban sigilosas
mientras hombres sin rostro
caminaban sin rumbo hacia espacios lejanos.
Aquellos años fueron sólo arena
y te soñaron siempre en otra parte...
Ana Muela Sopeña
lunes, 16 de enero de 2012
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